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Por Angie Pagnotta​

Su casa ubicada en el barrio de Palermo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, conserva una fachada antigua, restaurada en su interior, sus paredes blancas reflejan con vigor la luz natural que ingresa por los ventanales. Allí funciona además de su vivienda, un taller amplio en el que conviven desde bibliotecas repletas de libros, cuadros, bocetos, y fotografías de su autoría hasta un matrimonio de gatos, lienzos y caballetes, donde vuelca su inspiración.


¿Su ideología política se refleja en su obra?

El corazón de un artista está en la sensibilidad social. Yo he colaborado con las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo en la construcción del Espacio Cultural Nuestros Hijos, que se encuentra en la ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde funcionó uno de los centros de tortura y detención durante la última dictadura militar, esa es una de mis formas de participación activa.


¿Hay alguna significación especial en cada una de sus expresiones artísticas?

Sí, detrás de cada una de ellas. Por ejemplo, hay obras en las que combino la fotografía con mi formación en bellas artes. Representé una espiral en la Tierra, pequeñísimo, donde cada persona que participó se ubicó en un lugar específico, de forma tal que estuvo en diálogo con la vía láctea. Siempre trabajé con lo micro y lo macro. Cada una de mis obras tiene su historia.


Sus influencias no sólo fueron plásticas; sino también de poetas, filósofos y pensadores como el francés Charles Baudelaire, a quien retoma periódicamente ¿Qué efecto produce él en sus obras?

Baudelaire sin dudas fue y es para mí un gran pensador con el que comparto ideas y debates constantes. Incluso en su forma de vivir bastante bohemia y un tanto desequilibrada en su juventud al igual que la mía. Me identifican muchas cosas con él que trato de exteriorizar en mis obras, mis fotos e incluso en mi vida.


“La vocación es la columna vertebral de cada persona”, es una de las frases que concluye una de sus obras, y si bien desde pequeño comenzó a dibujar, ¿de qué forma se conectó con su oficio?

Eso es un misterio, como toda iniciativa hacia cualquier vocación. A los 8 años empecé a dibujar y a los 11 estudié historieta por correspondencia en una escuela de la ciudad de Buenos Aires. Aquello me fue dando una punta para incursionar en la ilustración y las artes visuales. Y si bien es cierto que en argentina siempre se está pagando derecho de piso también es cierto que aún en la sociedad no está bien visto el amor al arte pero yo siempre preferí ignorar ese tipo de ideas. Desde mi infancia no paré hasta el día de hoy y estoy agradecido de haber encontrado mi historia entre pinceles, lienzos y acuarelas.  Eso me hace feliz, me conecta conmigo.


El año pasado fue reconocido por la Legislatura porteña como personalidad destacada de la Cultura, obtuvo premios de primer nivel como el “María Calderón de la Barca”, que se otorga únicamente a artistas plásticos que por su trayectoria merecen la distinción. ¿Qué reflexión le merece su trayectoria?

Soy el más joven de los que lo recibieron, estoy junto a grandes maestros en los cuales me inspiré, tuve una trayectoria amplia, divertida y jugada, pasé por varios estados emocionales en mi vida que se notaron en mis obras, pero además soy un ser de constante aprendizaje. Sin embargo entiendo y sé que en Argentina siempre estás pagando derecho de piso, por eso cada premio que recibís es maravilloso.


Lo convocaron para ser parte del jurado del IV Premio Nacional de Pintura, ¿qué opinión tuvo cuando le hicieron la propuesta?

Siempre que el objetivo sea promover el arte, estoy dispuesto a colaborar. Los colegas que participamos como jurado tenemos trayectoria en el tema, y sin dudas pondremos un ojo meticuloso a la hora de evaluar, pero más allá del premio y del objetivo, promover la pintura, las obras, la técnica y el esfuerzo es un escalón más en las metas de todo artista.


¿Cuál es su vinculación  artística con Andréi Tarkovski?

Le dedicaré mi próxima muestra el año que viene a él. Será un homenaje a unos de los cineastas que más admiro. Desde hace tiempo sigo sus obras y me vincula sobre todo la prolijidad y la visión que tiene para proyectar el arte, es un hombre al cual admiro.

(Entrevista realizada en 2011)



La muestra “Cuando Tarkovski plantó un árbol en mi casa” se puede visitar hasta el 31 de octubre.

¿Dónde? En la Galería de Arte Rubbers Internacional, de Buenos Aires: Av. Alvear 1595

¿Horarios? De lunes a viernes entre las 11 y las 20  y los sábados de 11 a 13.30.

 

“En Argentina siempre se paga derecho de piso”

El año pasado, la Legislatura porteña lo distinguió como personalidad destacada de la cultura. Recibió innumerables premios y reconocimientos aquí y en el exterior. El pintor argentino Juan Doffo tiene 66 años y hace 53 que dedica su vida a las artes visuales, pero reconoce “En Argentina siempre se paga el derecho de piso”. Su próxima muestra será en homenaje al director de cine ruso, Andréi Tarkovski, por ser uno de los hombres a los que admira.

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