Mar Bianchi y su Espacio de Arte Áureo: El arte de plasmarse a uno mismo.

Por Yasmín Jalil

Caminando por el barrio de Caballito nos encontramos con el taller de Mar Bianchi. Rondan las 19 y la clase esta por comenzar. Afuera garúa, el cielo esta gris y la humedad decora la calle. Esta cayendo la noche y un viento frío empieza a soplar. Maryela nos abre la puerta y la calidez de su bienvenida espanta malos augurios.
Entramos y el color invade la habitación: las paredes lucen sus cuadros y en esos lienzos se plasma la misma alegría que ella transmite en su sonrisa. Maryela nació en Comodoro Rivadavia. Hace ocho años llegó a Buenos Aires para estudiar Artes Visuales. Vino con sus pinturas, algo de arena de su paso por Mar del Plata y muchas ganas de encontrarse a ella misma. Curiosa, desinhibida y siempre en la búsqueda, Maryela se formó con  varios profesores. Incursionó en teatro, cine, música pero también se encargó de cultivar su vida interior. Fue mediante el libro El Otro Camino que conoció a José Luis Parise, quien a través de sus charlas, le volcó una filosofía de vida para incluir en sus creaciones.
Para esta artista el dibujo es el discurso donde cada uno se encuentra consigo mismo. Bianchi crea y se libera, no se limita. Su obra se caracteriza por el color: tonos fuertes, matices bien logrados, rojos, amarillos, verdes y azules. El arte de Mar Bianchi parece ser tan libre como ella. Textura, intensidad, abstracción. Los símbolos y la naturaleza también encuentran su lugar, cada momento es un encuentro y la forma está por definirse.

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​En la mezcla de sus pasiones empezó a dar clases. Tejiendo los hilos del arte, se formó paralelamente en psicoanálisis y culturas primitivas, abriendo su obra e ideas en un viaje interior diferente. Espacio de Arte Áureo, surge en la creciente necesidad de expresión con la que una y otra vez se topaba la artista. Conocía cada vez más gente con ganas de exteriorizar sus emociones, gente que tal vez no encontraba su lugar en terapia psicoanalítica tradicional.

“La tarea consta en considerar las técnicas, pero que la creación no se reduzca ellas, sino a un encontrar en los trabajos y procesos qué dice la obra de su creador “, explica Bianchi mientras sus alumnos trabajan.  Es que no sólo las palabras son una forma de hablar. Todas nuestras creaciones son para el psicoanálisis una forma de manifestar nuestro inconsciente. No hay consigna, los materiales y soportes son a elección de los aventureros. Dibujos, manchas, paisajes. óleo, carbonilla o un simple lápiz negro, son algunos de los elementos elegidos. El único requisito en Espacio de Arte Áureo, son las ganas de conocerse.  Tal vez el hecho de no apegarse a una consigna, permite enfrentarnos a la situación y conectarnos de otro modo. 
Sin distinción de edades o conocimientos previos, cada lunes, miércoles y viernes los alumnos de Maryela se acercan para descifrarse a ellos mismos. No ponen sus porqués en palabras, los ponen en colores con luces y sombras. La intuición guía los trazos y la libre expresión decora el papel.
“Trabajamos con el registro. A medida que van experimentando con los materiales aprenden las técnicas y prueban por ellos mismos.”, aclara la docente quien piensa que lo que se plasma viene de nuestro interior y permite crear algo propio.
Beatriz juega con los pasteles y decora su árbol con “dramatismo”. Al otro lado de la mesa, Martín esboza formas con sus acuarelables nuevos. El ambiente es distendido, nada mejor para crear que estar en comodidad y a gusto. La música suena y cada uno propone su canción. Maryela va y viene. Regala mates mientras guía y aconseja. Sugiere. No condiciona, no corrige, no reta. Maryela viene, su obra y su enseñanza van por mucho más.



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