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Por Angie Pagnotta​



Saber actuar es poder enfrentar de una forma responsable, aquello que queremos alcanzar. Hay situaciones en las que cuesta poder reconocer aquello que queremos, sin dejar de lado lo que creemos necesitar. Actuar, muchas veces es atravesar tabúes internos, es sobrellevar adelante la parte más rígida –pero más acertada- del camino. Andando y sólo andando, es que se aprende a caminar. O en palabras de Clarice Lispector: “Sólo andando es que se sabe andar – y milagro- se anda”.

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En muchos de nuestros actos hay mezcla de, por un lado, seguridad pero por otro lado se presentan egoísmos, problemas de ego, incertidumbres, miedos, riesgos e incluso inseguridades pero, todas estas apreciaciones  tienen que ver con elecciones de vida que debemos afrontar. Según mi entender, no hay nada peor que arrepentirse por no haber hecho lo realmente deseado. Es preferible equivocarse, antes que no intentar y es en ese intento que –como en todo- podemos ganar, mantener o perder.

La problemática del hacer deviene también en la problemática de la elección. Se sabe que cuando nos sometemos a un camino, estamos rechazando otro, de forma directa pero también de forma indirecta. Sin embargo, todo el tiempo tomamos elecciones que condicionan nuestras capacidades, tiempos y vivencias.

La inmediata conclusión, es no perder el tiempo y arriesgarse al intento. Creo que poder atravesar y conquistar aquello que deseamos, es el primer paso para obtener grandes cosas. No se trata de ver sólo un beneficio, se trata también de proyectar y visualizar lo que nuestra elección nos deje por delante.